Durante meses, en 1929 un cajón de madera aguardó a que su destinatario acudiera a recogerlo en la Estación de Mediodía de Madrid.
Nadie acudió a hacerlo y cuando los operarios de la estación abrieron el cajón de madera, descubrieron que en su interior se escondía algo horrible que desprendía un nauseabundo hedor…
Las investigaciones posteriores descubrieron que se trataba del cadáver de Pablo Casado.