MALAS INFLUENCIAS
¿Tienes un autor favorito? Ella también. Y eso podría matarla.
Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en la antigua casa de su abuela junto al acantilado, sobrevive Miranda García.
Miranda García nunca ha resuelto un asesinato en la vida real. Eso sólo ocurre en las novelas y en las películas de sobremesa que ponen en televisión los sábados por la tarde.
Miranda García tampoco ha triunfado con su primer libro. No tiene legiones de admiradores, ni un brillante futuro por delante, o una abultada cuenta corriente.
Nadie ha intentado jamás matar a Miranda García.
Miranda García, por mucho que le pese, no es alguien especial.
Sin embargo, una llamada a medianoche está a punto de terminar con todo esto.
Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en una solitaria casa junto al acantilado, vive Miranda Grey.
Uno de los mejores thrillers que he leído en años. ¡Miranda Grey atrapa!
Lorena Franco
Autora en Editorial Planeta
HABLEMOS DE COARTADAS
No me gustan las presentaciones formales. Probemos así…
Me llamo Marc R. Soto y encontré la coartada perfecta a la edad de once años.
Desde entonces he hecho uso de ella tantas veces que he perdido la cuenta de los cadáveres que han ido quedando en el camino.
Hasta la fecha no ha llamado nadie a mi puerta para pedir explicaciones, ningún agente de policía se ha presentado en mi casa con una orden de registro y ningún fiscal me ha sentado en el banquillo de los acusados.
En realidad no espero que lo hagan nunca.
Porque mi coartada es infalible, y lo saben.
Saben que si un día mi foto ocupara las portadas de todos los diarios, yo me saldría de rositas.
Saben lo que ocurriría en la sala del juzgado si, tras escuchar la interminable lista de delitos de los que se me acusa, el propio Juez abandonara su silla para acercarse al estrado e interrogarme directamente:
—¿Dónde estaba usted en el momento en que tuvo lugar cada uno de los crímenes, señor Soto?
Lo saben. Claro que lo saben.
Saben que me limitaría a sonreír y responder con toda la calma del mundo:
—Escribiendo, señor juez.